20/8/10

Maestro de ceremonias…

Y en medio de esa orgía, se dio cuenta que había un maestro de ceremonias.

Era Denis Leary, de pie sobre un inmenso pedestal gris, protegido apenas del vació por una endeble barandilla. En una mano sostenía un micrófono conectado al techo por un cable, en la otra llevaba algunas hojas blancas, quizá un programa. Hablaba todo el tiempo, señalaba, hacía algunas bromas. Su traje era una pésima combinación de pantalón gris rata con un saco azul, no tan obscuro. Camisa blanca y el cuello libre de corbata.

Todo esto sucedía en el interior de una inmensa nave industrial, bien iluminada, amplia… no podía diferenciar si el vapor alrededor de las lámparas era provocado por su funcionamiento o se desprendía de nuestros cuerpos...

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